* Entrevista publicada en El Economista (12/09/2020)
El incremento de gastos extras y el Estado de Alarma lastraron sus márgenes
La patronal dice que hubiera deseado una relación con las administraciones más fluida
Javier Ruiz-Tagle
13:00 – 12/09/2020
El olvidado último eslabón de la cadena de salud pública, las funerarias, también sufrieron un duro golpe económico durante la pandemia. La caída de la facturación ronda el 50% de la facturación, según los datos provisionales de la patronal Panasef. La razón estriba en que se produjo un incremento exponencial de gastos extras por las circunstancias del momento junto a las limitaciones de un Estado de Alarma que eliminó los servicios que suelen rodear a un sepelio por riesgo de contagios. «A pesar de las creencias que existen en la opinión pública, nos hemos visto muy afectados», resume Alfredo Gosálvez, director general de la patronal.
La facturación anual conseguida por este sector ronda los 1.600 millones de euros anuales. Si bien la división entre dos no haría justicia, ya que en los primeros seis meses del año muere, según los datos de Panasef, más personas que en la segunda mitad del año, sí que una cifra aproximada de la pérdida económica se puede situar en torno a los 400 millones de euros.
Durante el pico de la pandemia, situado entre finales de marzo y principios de abril, el incremento de la mortalidad se disparó a niveles no conocidos. «En Madrid, un día normal de finales de marzo, por ejemplo de 2019, fallecen 75 personas al día. El mismo día de este año morían 400, un incremento del 500%», dice Gosálvez.
Las funerarias efectuaron un incremento de las plantillas generalizado en todo el país, aunque con incidencias dispares. En Madrid, Barcelona y otras zonas con más afectación por el coronavirus, las empresas funerarias incrementaron de media entre un 10 y un 15% sus plantillas. Además, salieron a un mercado internacional atroz a surtirse de los equipos de protección necesarios. «Conseguimos el material donde pudimos y llamamos a las puertas del Ministerio para que nos ayudase, aunque ese suministro no comenzó a llegar hasta el mes de abril», recuerda Gosálvez.
El aluvión de cuerpos que se amontonaban en morgues improvisadas era inmenso. Se pagaron «infinidad de horas extras a nuestros trabajadores» y tuvieron que alquilar camiones frigoríficos para conservar los cuerpos mientras que se enterraban. Gosálvez recuerda por un lado la gran ayuda que supuso la llegada de la UME, aunque lamenta que la relación con las administraciones públicas, «si bien existió, fue muy mejorable».
Además de estos gastos extras, también hubo una restricción en los servicios que prestan normalmente. El Estado de Alarma cerro a cal y canto los tanatorios, permitiendo la entrada de muy pocos familiares del difunto. Esto lastró las ventas que realizan las funerarias en torno al sepelio, provocando, todo unido, la pérdida de facturación ya mencionada del prácticamente el 50%. «Hemos sido meros transportistas de muertos, algo que no nos gusta nada», explica Gosálvez.
Mirada hacia el futuro
La llegada de la segunda ola amenaza a un sector que, sin embargo, como el resto, ya no se verá afectado por el factor sorpresa. Los proveedores del sector han aumentado su stock por encima de la media y han realizado sinergias con la fabricación. Las compañías funerarias siguen con las plantillas aumentadas, por lo que encaran al otoño con más recursos y planificación.
Pero aunque exista mayor tranquilidad, la sombra del recuerdo permanece alerta. «En Madrid, la primera semana de agosto murieron 2 personas, la segunda 4, la tercera, 8, la cuarto 20… aunque es cierto que estos números están lejos de lo vivido en marzo», añade el director general de la patronal. La cifra de decesos en Madrid, y en otras partes de España, sigue aumentando. El ritmo exponencial es menor pero es cierto que la gripe amenaza al otoño y una conjunción de ambos virus puede devolver imágenes dantescas de la pasada primavera.
1.300 empresas
La radiografía del sector funerario en España es muy diferente a otros. Existen 1.300 empresas, de las cuáles 1.000 son unifamiliares y 300 entre pymes y grandes compañías. Entre todas las firmas generan más de 12.000 empleos y su facturación anual fue en 2019 de 1.600 millones de euros. El sector se ha transformado mucho en los últimos veinte años. Con la aparición de los tanatorios, las empresas funerarias comenzaron una transformación hacia empresas de servicios funerarios, actividad sobre la que se sustenta actualmente el grueso de sus beneficios. En España, según datos de la patronal, mueren anualmente en España unas 426.000 personas, cifra que este año se habrá superado con facilidad por el coronavirus.